OSO POLAR

    EL OSO POLAR


El oso polar, junto al oso Kodiak, es la especie de mayor tamaño entre los úrsidos. Si te preguntas cuánto pesa un oso polar, los machos superan los 500 kg de peso, aunque existen noticias de ejemplares que llegaron a pesar más de 1000 kg. Las hembras pesan algo más de la mitad que los machos y llegan a medir 2 metros de largo. Los machos alcanzan los 2,60 metros.

La estructura del oso polar, a pesar de su gran tamaño, es más esbelta que la de sus parientes, los osos pardos y negros. Su cabeza es mucho más pequeña y afinada hacia el hocico que las otras razas de osos. Así mismo, destacan unos ojos diminutos, negros y brillantes como el azabache, al igual que el sensible hocico de enorme poder olfativo. Las orejas son pequeñas, peludas y muy redondeadas. Esta configuración facial tan específica se debe a un motivo doble: el camuflaje y la posibilidad de evitar al máximo la pérdida de calor corporal a través de los mencionados órganos faciales.

El enorme corpachón del oso blanco se confunde, gracias al níveo manto que lo cubre totalmente, con los hielos circundantes que constituyen su hábitat, y consecuentemente su territorio de caza. Gracias a este perfecto camuflaje, repta por el hielo para acercarse lo máximo posible a las focas oceladas, que son sus presas más habituales.

Siguiendo con las características del oso polar, podemos decir que bajo la piel el oso blanco posee una gruesa capa grasa que lo aísla perfectamente del hielo y de las gélidas aguas árticas por donde se desplaza nadando y también cazando. Las patas del oso polar están mucho más desarrolladas que las de los restantes úrsidos, ya que han evolucionado para andar muchísimos kilómetros por los vastos hielos boreales y para nadar grandes distancias.



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